miércoles, 15 de abril de 2015

Establecer límites en los niños.... No es igual a CASTIGAR!!

Cada vez es más frecuente encontrarnos con niños a los cuales les cuesta mucho trabajo autorregular su conducta e identificar  las acciones tanto positivas como negativas que llevan a cabo de forma regular  así como con padres de familia  que recurren a las instituciones educativas para solicitar una asesoría con algún docente, psicólogo o especialista sobre qué tienen que hacer y cómo para lograr que su hijo (a) no haga rabietas ante un capricho, se frustre cuando no obtiene lo deseado o para evitar perder el control ante respuestas inapropiadas por parte de los niños.


Ante estas situaciones debemos empezar por identificar que los pequeños están en una etapa de reconocimiento, adaptación y aprobación sobre las conductas que ejecutan día a día  o dicho de otra forma se están dando cuenta si lo que hacen y cómo lo hacen les permite obtener lo que desean en el momento solicitado. Es por ello que saben que si realizando una berrinche obtienen al momento lo que quieren lo siguen haciendo constantemente y cuándo no lo obtienen suben su nivel de capricho llegando a límites extremos sin importar el lugar o las personas con las que se encuentren.

Un niño debe ser educado reconociendo que no siempre puede obtener ni todo lo deseado ni al momento y menos si es de forma exigente y agresiva, que  las acciones que  hace positivas o negativas tendrán siempre una consecuencia tanto para él como para las personas con las que se relacione y que siempre hay momento límite para hacer o dejar de hacer cierta actividad.

Si por el contrario siempre que pide se le da todo por miedo a sus enojos, o se desarrolla carente de acuerdos y normas que le brinden estructura a su actuar va a crecer “feliz” creyendo que todo lo merece y lo obtiene al momento de la forma (inapropiada) que sabe hacerlo carente de responsabilidad alguna. Y a futuro son adolescentes, jóvenes o adultos frustrados con las personas y con la vida al darse cuenta que las cosas no eran cómo se las enseñaron…

Por tanto los límites deben ponerse día con día en nuestra cotidianidad y van surgir de los hábitos que tenemos dentro de nuestra organización familiar. Los niños conforme van creciendo van asimilando las rutinas que hacen en casa y cómo las hacen. Los adultos por su parte tenemos que aprender a identificar que ciertas acciones de los niños son una expresión para dar respuesta a una necesidad interna que requiere ser atendida la mayoría de las veces de manera afectiva. 
  
Los límites no deben ser traducidos como castigos, insultos, gritos ni mucho menos golpes…sino más bien como  acciones que sirven de  frontera y que les ayude a darse cuenta hasta dónde puede llegar su conducta en determinado momento. 

Estos límites deben ser claros (con un lenguaje sencillo y entendible) acordados de mutuo acuerdo padres e hijos, concretos, sin cuestionamientos y consistentes (si toma una decisión la cumple hasta el final).

Si su hijo crece con la certeza de lo qué son los límites, será un adulto responsable, autónomo y con gran fortaleza y destreza para enfrentar los desafíos de la vida de forma correcta. 

Vea el siguiente vídeo y se le parece cercano a la realidad, esta a muy buen tiempo de actuar!!




                                           

                                                                 



miércoles, 8 de abril de 2015

Leer y Escribir ¿antes o después del preescolar?

Un duda frecuente que inquieta constantemente a padres de familia es si su hijo (a) al concluir el tercer grado de preescolar lograra leer y escribir de forma convencional. La respuesta a continuación…

En realidad un niño podría aprender a escribir si el adulto lo somete a ello desde los tres años mediante una práctica constante y repetitiva puesto que así se forman la mayoría de las destrezas, sin embargo a esta edad no está madurativa ni cognitivamente listo para hacerlo puesto que sus características   de desarrollo físico están enfocada hacia el aspecto de sensibilidad para reconocer la función y el sentido de las acciones.

En el primer artículo publicado en este blog, les mencionaba que en el jardín de niños, los pequeños desarrollan habilidades que les facilitan desarrollar competencias específicas en diversas áreas de su desarrollo dentro de las quiero destacar en esta ocasión LAS COMUNICATIVAS tanto orales como escritas. 

Los alumnos en su estancia preescolar día con día fortalecerán la forma de:
  •  expresar de forma oral lo que piensa y siente con seguridad,
  •  escuchar con atención lo que otra persona le está comunicando 
  • describir y narrar una suceso
  • expresar gráficamente sus ideas
  •  identificar que dibujar no es lo mismo que escribir
  • Reconocer su nombre y a partir de este sentido de apropiación identificar significativamente diversas marcas escritas (letras) que le permiten reconocer fonológicamente otras palabras que representan algo o alguien y  así darse cuenta que al ordenarlas comunican ideas las cuales encuentran de forma cotidiana en diversos textos como los periódicos, las revistas, los anuncios, las recetas, el internet, entre muchos portadores más los cuales tienen diversas funciones en específico.



A las educadoras nos atañe que nuestros alumnos logren identificar la función social de la escritura al ponerlos en contacto con diversos textos escritos (entre ellos los cuentos), generar interés por descubrir lo que dicen los portadores e identifiquen con ello,  la utilidad de leer y escribir enriqueciendo a su vez su vocabulario.


Si el niño egresa de preescolar mínimamente con estas competencias desarrolladas podrá iniciarse en el aprendizaje de la representación escrita de sus ideas ya formalizadas en la primaria, con un sentido y propósito que comprende claramente y sobre todo le genera gusto e interés.


Sería poco útil que los niños ingresen a la primaria con el dominio de la 
escritura y la lectura  pero carentes de interés para expresar de forma libre tanto oral como escrita ideas propias o sin la habilidad para argumentar lo quiere comunicar. El lenguaje escrito va más allá del conocimiento mecánico de las letras.

Todo aprendizaje exitoso tiene un trasfondo madurativo que va directamente relacionado  a las oportunidades sociales que se le den al niño para reconocer lo que significa el lenguaje escrito y analógicamente quiero concluir comparando este proceso con la siguiente idea: no podemos correr sin antes aprender a caminar con seguridad, madurez, certeza y un propósito en particular. 

La respuesta ante el cuestionamiento inicial sería... No nos preocupamos tanto por si logrará escribir y leer en preescolar, preocupémonos más por garantizarles oportunidades tanto en casa como en el aula en las que reconozca que para aprender a escribir,  antes debe reconocer QUÉ QUIERE COMUNICAR y PARA QUÉ LO QUIERE HACER.  

Agradezco como siempre sus comentarios..